Aproximádamente el 40% de las consultas psicológicas que atiendo están relacionadas con adicción al amor, se trata de personas angustiadas, deprimidas, llenas de dolor emocional porque su pareja no les ama o simplemente se enamoraron de alguien que no corresponde a sus sentimientos, y lo que es peor no saben cómo sobrevivir a una relación de la cual no desean salir o no saben cómo hacerlo. Se convierten en masoquistas y hasta conviven con la infidelidad de su pareja. Desafortunadamente estas personas no entienden que toda relación de pareja implica un riesgo porque nadie puede garantizar que esta sea para siempre y si no se tiene el suficiente autocontrol emocional, la persona crea un esquema mental de apego afectivo, donde no tiene cabida la posibilidad de ruptura aunque destruyan lo más valioso que tiene una persona, su autoestima.
Desde mi experiencia profesional como terapeuta sexual y
de parejas soy un convencido que el amor y la dignidad van de la mano y el amor
no puede ir en menoscabo de esa dignidad y bajo ningún punto de vista hay razón para permanecer al lado de una persona si
vulnera aspectos tan importantes como el respeto. Es en esas situaciones donde
necesariamente se debe tener el valor de terminar la relación aún amando. Creo
firmemente que nuestras emociones y sentimientos son susceptibles de cambiar de
hecho la mayoría de las personas nos hemos enamorado ciegamente alguna vez en
la vida y luego cuando pasa ese estado de letargo nos preguntamos con asombro ¿qué
ere lo que yo le veía a esa persona? Indiscutiblemente el amor es emoción pura
y cuando estamos bajo sus efectos narcóticos quien está al mando de nuestra
vida es el cerebro emocional o sistema límbico y anulamos en buena medida
nuestra corteza cerebral o cerebro racional pensante. Allí las consideraciones
lógicas y razonables no tienen cabida, no hay consejo que valga y es tanta la
irracionalidad que muchas veces se toman decisiones equivocadas al punto de
hacerle daño a la persona amada o a ellos mismos. Incuestionablemente una de
las enfermedades más incapacitante es el ser víctima de desamor.
La terapia para el desamor es mucho más que simples
consejos que tratan de modificar conductas desde el plano racional ya que estos
a la larga no ayudan para nada; más bien consiste en una serie de
procedimientos psicofisiológicos que llevan a la modificación de la conducta
adictiva, así como a cambiar los esquemas de apego emocional y se hace un
entrenamiento en autocontrol de la activación fisiológica asociada al ser amado
y facilita el romper con todas las expectativas que se tengan con respecto a la
relación, en realidad muchas veces lo que mantiene el sentimiento y la emoción
son las expectativas generadas por mentiras y autoengaños al pensar (yo creo
que en el fondo me ama, va a cambiar, todavía me piensa, será que le importo). Se
entrena para dejar de ver la relación como un reto que recae toda sobre los hombros
del que más ama y a ver al ser amado de manera objetiva y racional es decir con
otras gafas. El objetivo final es llevar al afectado a que tenga un control de
su vida y de sus emociones y no sean las emociones las que le controlen, además
brinda herramientas para mejorar la calidad de relaciones futuras hasta el
punto de que si llegare a enfrentarse a una ruptura de su relación sea capaz de
decir con entereza me importas pero no me afectas.
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